La felicidad no es algo que se vea. La felicidad es un sentimiento, es un segundo o quizas una milesima en la que somos corazon, somos palpitar, somos con nosotros mismos una sola cosa. Vos no vas caminando y al ver una persona decis, esa es mi felicidad. Podemos otorgarle a cualquier persona esa tarea, por que es más fácil decir por aquel o por aquella no podemos ser feliz. La felicidad no es una cosa, es un estado. No es ni solido, ni liquido, ni gaseoso. Y tampoco importa que es, solamente es, por pura razon de exitir. La felicidad es algo que nos nace por dentro, y corre hacia nuestras extremidades. Pero también es algo que se va pronto, para que no se nos haga costumbre. La felicidad nos anestecia, no deja sentir el dolor. No quita el sufrimiento, solo lo ignora. La felicidad nos hace un obillito, no vemos nada. Es un parpadeo. Pero después de la felicidad, mucho después. Encontramos un nuevo sentimiento. Una nueva emocion.. un nuevo estado. Encontramos el confort del alma, un estado de tranquilidad. Encontramos un corazón calido que nos calienta todo el cuerpo. Encontramos una imagen que nos deja los labios semi abiertos, con ganas de decir tantas cosas y solo callar. Nos deja con una insertidumbre resuelta. Nos deja con un amor. Y es que el amor nos activa varias funciones. Con el amor extrañamos, con el amor amamos. Con el amor celamos, con el amor deseamos. Pero hay ciertos amores que no existen; que no pueden ser. Pero cuando es por amor no nos fijamos si se puede a no. El amor nos llena de felicidad, y tambien de tristeza. Nos toca parpadear y también mantaner los ojos abiertos. Pero más alla de todo el amor se alimenta del confort del ama, de esa tranquilidad. Por que la felicidad más feliz de todas no es vernos feliz, no es sentirnos feliz. Es conocer tanto a una persona como para saber que realmente, es feliz. Ese confort de sentir en nuestra piel el calor de ese corazón que puede, o no, estar a kilometros de distancia. Ese calor de afuera, que se nos mete hasta adentro y llega a nuestro propio corazon. Y así nuestro propio corazon libera ese aroma calido de felicidad; que puede llegar, tambien, a otro corazon.