Podes fingir, mentir con sonrisas de plástico y miradas agridulces, podes abrazar estrechamente aunque no sientas calor y disfrazarte bajo un papel de equilibro inalterable. Pero la mascara, no sirve para engañarte a vos misma, no sirve para ocultar ese dolor indeleble que te inunda la sangre y florece en tu piel. Inútil es el teatro que armas, pero más inútil es que intentes creértelo